La madre como eje del mal

La figura de la madre en la crianza ha sido criticada y juzgada históricamente. En este artículo presentamos algunas de las teorías 'científicas' que apoyaron esos discursos.

Corría el año 1954 y Abram Kardiner establecía entonces la importancia que "las madres dominantes y los padres débiles" tenían en relación con el "incremento de la homosexualidad". Era, según él, esa presión sobre la masculinidad la que haría que muchos hombres se retirasen hacia una homosexualidad, que consideraban como más segura.

Kardiner, acompañado de Ovesey, volvía a la carga en 1959 diciendo que la homosexualidad poca relación tenía con la disposición bisexual hereditaria que algunos autoros planteaban en ese momento y que era la representación social del miedo a la castración lo que conducía a ella. 

En 1968 el matrimonio Wyden escribe el libro "Growing Up Straight" o "Crecer derechos (heterosexuales)". En ese libro también se responsabilizaba a las madres de la homosexualidad de los menores (siempre en referencia a la homosexualidad masculina), considerada como algo altemante negativo y perjudicial tanto para la familia como para la sociedad en sí misma. Así escribían que una madre, al tener la capacidad de ser "discretamente competitiva" con el padre y "sutilmente manipuladora" podría, con los años, ser considerada como más efectiva, fuerte y atractiva que el padre, lo que inculcaría en sus hijos la necesidad de estar cerca de ella. 

En este mismo libro, los Wyden también defendían la idea de que "un padre constructivo, que dé su apoyo, que establezca una relación de cariño elimina la posibilidad de que su hijo sea homosexual; actúa como un agente protector que neutraliza los posibles intentos de seducción o intimidad de la madre"

Así, en lo que respecta a la homosexualidad, el papel de la madre está, como dicen Llamas y Vidarte (1999) con cierta ironía,"intrínseca e inevitablemente abocado al fracaso: no demasiado cercanas, pero tampoco distantes; no excesivamente afectuosas pero tampoco muy estrictas... Un discurso que, en cualquier caso, hace responsables a las mujeres que aspiren a ser autónomas de los horrores, miserias y desgracias que les esperan a unos hijos que ellas mismas han contribuido decisivamente a echar a perder"

Otra de las teorías que atacaba al papel de las madres, lejos del campo de la sexualidad, es la conocida como "teoría de las madres nevera" de Leo Kanner. 

En los años 60 Kanner argumenta que el autismo en menores era consecuencia directa de la falta de contacto materno afectuoso. Hablaba así de las madres como distantes y poco afectivas, llegando a decir incluso que esas mujeres se habían descongelado únicamente el tiempo necesario para dar a luz. 

Según Kanner, el autismo era responsabilidad directa de la madre. Se debía únicamente al hecho de que ella había hecho algo mal en el proceso de crianza, estableciendo una relación de causalidad entre el autismo y el afecto. Esa idea, que en 1967 cobró una fuerza renovada gracias al libro "La fortaleza vacía" de Bruno Bettelheim, tuvo un gran calado social lo que hace que incluso hoy en día haya gente que defienda este tipo de discursos.

Pero ¿qué hay detrás de todo esto?

Por un lado, podemos percibir perfectamente un discurso plenamente machista y heteropatriarcal en el que se hace responsables únicamente a las madres de la crianza de sus hijes así como de cualquier consecuencia 'negativa' que estes puedan 'sufrir'. Las razones por las que se las culpa pueden ser unas u otras, pero siempre será la madre el 'foco del problema'. 

Por el otro, tenemos un discurso capacitista y lgtbifóbico que considera, en este caso, el autismo y la homosexualidad como características altamente negativas y perjudiciales que, además, son consecuencia de actuaciones externas para las que hay que buscar culpables. Un discurso que parte de un concepto muy arraigado de 'normalidad' que deja fuera de lo inteligible cualquier tipo de disidencia.

Aunque con el tiempo el discurso ha ido cambiando, todavía queda mucha gente que culpa a las madres de cualquier aspecto de sus hijes que sea considerado como negativo socialmente. 

Ejemplo claro de esto es el discurso defendido por determinadas personas que relacionan el hecho de que una persona sea trans* con los juguetes con los que "su familia le dejó jugar" durante la infancia (cayendo en estereotipos que perjudican al colectivo trans). 

Aunque ahora el discurso vaya, a veces, en plural desde el imaginario colectivo se sigue 'culpabilizando' directamente al papel de la madre, que es quien continúa a día de hoy encargándose principalmente de la crianza.

Ya sabéis, la culpa es de las madres. Ya lo dijo la madrastra de Blancanieves: "Cuando ella muerda la manzana, dejará de respirar, su sangre se helará Y YO SERÉ LA MÁS HERMOSA DEL LUGAR"




Fuentes:
  • Llamas, R. y Vidarte, P. (1999). Homografías. Madrid: Espasa Calpe
  • Grandin, T.  (s.f.) Nacido para ser autista. Naukas. Recuperado de: goo.gl/1eJUb6





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