Cuatro mujeres comenzaron a increpar a Álvaro y a Laura  en el bus. Les pedían que se tocaran y se besaran. Laura dijo ¡basta! y comenzaron a pegarle. Álvaro intentó protegerla y, al final, ambos recibieron una brutal paliza. ¿No tiene sentido verdad? ¿Y si la pareja está formada por dos mujeres y los agresores son 4 hombres?



Melania Geymoant, de 28 años, vive actualmente en Londres con su novia Chris. La noche del 29 de mayo iban juntas en el bus nocturno hacia Candem Town cuando de repente cuatro hombres de entre 20 y 30 años comenzaron a increparlas, les pidieron que se besaran y se tocaran "para su disfrute" y cuando una de ellas les plantó cara decidieron comenzar a tirarles monedas.

Cuando Chris se levantó para hacer frente al acoso comenzaron a golpearla. Melania se acercó a intentar sacar a su novia de allí y lo último que recuerda es ver sangre por todas partes y perder el conocimiento. Le partieron la nariz.

Ellas quedaron allí tiradas. Ellos salieron corriendo. Se llevaron sus bolsos y sus móviles.

Les pegaron por ser lesbianas, les pegaron por ser mujeres. Les pegaron por no satisfacer sus egos, su masculinidad tóxica. Les pegaron por preferir un coño a una polla. Les pegaron porque eso no es lo que debería de preferir una "mujer de verdad".

Hablamos de una situación de extrema violencia. Una situación que "nadie entiende", que "es increíble que siga pasando". Pero sigue. Sigue porque la matriz heterosexual nos ahoga, porque el género nos ahoga. Sigue porque como sociedad nos reímos cada vez que alguien hace un chiste homófobo, cada vez que alguien hace un chiste machista que legitima la violencia. Sigue porque como sociedad permitimos que siga.

Debemos establecer estrategias políticas y de cambio radicales, que vayan a la raíz del problema. Debemos transformar las cosas, crear una sociedad donde cada quien sea libre de ser y su existencia no sea cuestionada. Debemos entender que esta lucha nos atañe a todxs. Y debemos hacerlo ya.

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